Construye, paja a paja.
O acomoda los cojines donde estás ahora, para empezar a estarlo. Mientras que no trabajes y estés incómodo en otro lugar te darás cuenta que ese es el tuyo, por más goteras y crujidos de los muebles, ese es tu sitio.
Y deja de llorar, apoya tu brazo y cambia los espejos de rincón si no te gusta su reflejo. Porque si no hace calor es porque no fuiste a buscar leña.
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